Una historia real

Categoría: Gratis
Fecha: 08/11/2010 00:00:00
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Voy a contarles la historia que cambió mi vida.
Mi nombre es Nelsy Reales, soy de Colombia; cuando quedé embarazada por primera vez, tuve muchos problemas de salud, porque todo lo vomitaba y no retenía los alimentos.
Fui hospitalizada y mi situación cada día era más crítica, cada día empeoraba. Los médicos me colocaban 3 sueros diarios, dos para hidratar y uno vitaminado, ampollas y también oxígeno y no experimentaba ninguna mejoría, a pesar de tanta medicina.
Los médicos le dijeron a mi esposo que en cualquier momento yo podría fallecer, porque esa enfermedad me estaba afectando el corazón. Los médicos me examinaban, me tomaban el pulso, pero yo veía tristeza en sus miradas y con esa actitud comprendía que no tenía ninguna esperanza, había perdido las fuerzas para caminar.
A los 28 días de estar hospitalizada, el corazón me comenzó a fallar, me colocaron sondas en la nariz y el día 29 de estar hospitalizada fue el peor de mi vida, me sentía muy mal, intenté llamar a la enfermera para pedirle ayuda, pero ya no tenía fuerzas ni para hablar y fue cuando comencé a ver como en una película toda mi vida: mis obras buenas y las malas, mi matrimonio, mi nacimiento y luego me vi como en un palacio y vi un gran juez que dictaba mi sentencia; me llené de tristeza, miedo y pensé: este es el final de mi existencia, quise llamar al médico o a la enfermera, pero la voz no me salía… la vida se me escapaba… el mundo se me fue… me olvidé completamente de mi y de pronto me vi flotando y volaba, vi un puente muy bello que tenía una luz brillante como jamás había visto en la Tierra, pues no era luz de bombillos, era una luz propia.
Descendí el puente y comencé a caminar… iba muy triste pues sabía que había muerto, pensé en mis hermanos, mi esposo, mi bebé y de pronto levanté la mirada y al final del puente vi dos seres vestidos de blanco, parecían unos ángeles y resplandecían como el sol; me acerqué a ellos y les rogué y supliqué que me dieran otra oportunidad, ellos me miraron, en sus rostros vi mucha misericordia; iba a dar otro paso para seguir mi camino pero uno de ellos me detuvo por el brazo y me dijo: "Nelsy, deténgase". Al tocarme el brazo me transmitió una gran fuerza y energía, toda la tristeza quedó borrada y con gran felicidad me sentí traída hacia mi cuerpo físico en el hospital, que se encontraba totalmente rígido.
Penetré en mi cuerpo y mi corazón comenzó a latir, la sangre corría a velocidad fantástica, me sentí con gran fuerza y energía, porque eso fue lo que Dios me transmitió: energía, felicidad y yo en ese momento sentía ganas de levantarme y salir corriendo de la alegría que sentía.
Llamé a la enfermera y le pedí algo de comer, me trajo un poco de sopa, la tomé, pero no la vomité.
Le di gracias a Dios por regresarme nuevamente a la vida.
Los médicos se sorprendieron al verme bien y feliz, decían que era un milagro y para mi era igualmente un milagro que cambió mi vida.







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