Fogosa alegria

Hace año vivió un oficial apreciado por su alegre humor y su don de entretenimiento.

Podía divertir y hacer reír a todos los oficiales de su cuartel con sus alegres chistes. La abundancia de sus ideas era realmente inagotable, de modo que en su presencia el tiempo pasaba volando.

Una noche actuó nuevamente como el más alegre y travieso de todos los invitados. Algunos tuvieron la impresión de no haberlo visto nunca tan alegre y chistoso.

Pero a la mañana siguiente fue hallado muerto en la cama; se había suicidado. El fogoso entusiasmo que había mostrado no era más que apariencia.

Por lo visto, en su corazón todo era muy diferente.

En cierta oportunidad alguien le había hecho notar que empezaba a envejecer, pero con una broma el le habría restado importancia al hacho.

Una alegría superficial se transformaba rápidamente en tristeza. El profundo anhelo del ser humano por la paz y el verdadero gozo puede ser ocultado por un tiempo, pero tarde o temprano, el vació interior sale a relucir.

El corazón solo puede obtener la paz al conocer a Jesús.