Para mejoras la de Portugal

Categoría: Finanzas y seguros
Fecha: 29/01/2014 12:58:20
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Los mercados financieros descuentan expectativas futuras. Pese a ello, su comportamiento influye, a su vez, en la marcha de la economía real. El actual estado de complacencia y de relajación de la percepción del riesgo está teniendo un efecto muy beneficioso en todos los países de la periferia del euro y, especialmente, en Portugal.

Hace apenas un mes, Portugal era candidato a ser una de las grandes amenazas de inestabilidad en este año. En los próximos meses vence el rescate financiero otorgado al país en 2011. Para hacer frente a los compromisos financieros del Estado luso en 2014, sólo disponía de dos alternativas:

- Lograr emitir bonos soberanos en el mercado a tipos "sostenibles". Las posibilidades de que el país fuera capaz de conseguir volver a emitir bonos a tipos razonables parecía remota.

- Solicitar un nuevo rescate, vía una línea de crédito del MEDE (Mecanismo Europeo De Estabilización). Previamente a su concesión tendría que negociar un nuevo Memorando con condiciones macroeconómicas y ajustes adicionales.

El ingente flujo de inversión dirigido hacia los países periféricos del euro está teniendo un efecto tremendamente beneficioso, al menos en el corto plazo, creando un cierto círculo virtuoso. La búsqueda de rentabilidad de los inversores ha permitido a Portugal aprovechar la ventana de oportunidad y colocar bonos a cinco años por 3.000 millones de euros, con una elevada demanda insatisfecha. El tipo de interés del bono a diez años ha caído más de un punto porcentual en lo que llevamos de año, llegando incluso a cotizar por debajo del 5%. Durante el peor momento de la crisis del euro alcanzó niveles del 17%

Dado que Portugal todavía tiene pendiente de recibir casi 8.000 millones de euros del rescate, y su Tesoro dispone de liquidez, sus necesidades de emisión mínimas para este ejercicio son de casi 5.000 millones de euros. El problema de financiación se podría plantear en 2015, año electoral. El próximo año, una vez finalizadas las ayudas del rescate, Portugal debería ser capaz de emitir por importe de más de 16.000 millones de euros, cantidad equivalente a un 10% de su PIB.

Las ansias de los inversores por conseguir papel de los países periféricos es tal, que incluso el país luso consiguió colocar la semana pasada 700 millones de euros en Letras a 12 meses al 1,6%. Para un país como Portugal, con una deuda pública sobre el PIB que este año rondará el 130% del PIB, lograr financiarse en el mercado a estos tipos es una magnífica noticia.

Esta alegría financiera deberá trasladarse rápidamente a una mejora de la economía, concretada en una reducción del déficit público y una confirmación de retorno al crecimiento económico, que a su vez se debería traducir en mayores niveles de empleo y crecimiento de los beneficios empresariales. Un mayor empleo generaría un incremento del consumo. Mayores beneficios facilitarían la inversión y la mejora del empleo.

Si la actual reducción de la prima de riesgo no se traduce en mayor crecimiento económico y un progresivo ajuste de las cuentas públicas, la actual apetencia de los inversores por la periferia del euro, podría convertirse en empacho. El gran peligro reside en creer que el actual apetito de los inversores siempre va a permanecer sea cual sea la situación futura de las cuentas públicas y de la economía.

La caída de tipos de interés de la deuda pública y la reducción de la prima de riesgo es una magnífica noticia, pero todavía quedan muchos ajustes y reformas por implementar. No hay lugar para la complacencia.

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